Guardianes de Riego: Juan Nolting

Juan Nolting proviene de una familia de productores del valle de Río Negro.  Al igual que muchos hijos de productores creció, se formó para ser ingeniero agrónomo y con los años volvió a trabajar en la chacra.  

Persistente en sus convicciones, el ingeniero trabajó como extensionista del INTA, una labor que tiene como misión asistir educacionalmente a los productores para impulsar el desarrollo, la tecnificación y el mejoramiento de la empresa agrícola y la vida rural.

Terminó su formación académica en el año 1968 en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Cuyo y el 1 de diciembre de 1970 ingresó a trabajar en la Estación Experimental del Alto Valle. 

“Era un practicante que venía a husmear que había. Los técnicos que trabajamos en la Estación Experimental teníamos la obligación de enseñarle a los aprendices” recuerda el ingeniero. Por aquellos años, el director de la Estación era Carlos Larreguy y el área de riego era coordinada por Federico Horne.

“Si bien yo empecé con riego, porque mi contrato estaba orientado a eso, después hice otras actividades porque el medio me lo demandaba. Muchas veces orientamos el trabajo a la demanda”. Recuerda que en aquella época uno de los problemas más importantes que tenían en el agro era la mano de obra descalificada. “Muy grave, iban a la chacra a podar y eran tuzadores”. 

Para los extensionistas representaba un problema y para los productores era indistinto. “En la poda y en el manejo del monte frutal hay bases técnicas, aunque el productor no lo entienda, nosotros explicamos los detalles del monte frutal y que estamos produciendo. Si te manejas de otra manera, probablemente los rendimientos sean muy distintos y la calidad también.”


Los productores demandaban plaguicidas, innovación en el agro y tratamientos. El riego siempre fue secundario, lo único que aportaba el INTA era un técnico que no tenía mucho apoyo desde afuera. Con aciertos y errores, el Sistema de Riego lleva más de 100 años funcionando prácticamente igual. Los productores siempre estuvieron muy seguros de cómo regar y eso representaba una contra para la gente de extensión. 

“El ingeniero Horne ya se estaba dedicando más a drenaje que a riego. Él me decía, ya vas a ver lo que son los productores y tenía toda la razón del mundo. Se había cansado, era un hombre grande y el drenaje era un planteo donde es muy difícil que el productor pueda decir algo porque no sabe. Mientras que en el riego siempre regamos, que no van a contrariar”. 

Pero Nolting sabe que hay que ser persistente en las convicciones, sobre todo contra lo que considera el enemigo número uno del riego; el barrio residencial.  

El avance de lo “concreto” sobre lo rural

En el año 2017, investigadores del INTA realizaron un informe sobre el impacto de la falta de ordenamiento territorial en la red de riego de la fruticultura en el Alto Valle. Sus principales damnificados, los productores, cuentan sus vivencias y cómo esto ha modificado drásticamente un estilo de vida que han sostenido por tantos años y con tanta pasión. 

“Decidieron hacer la ruta 22 por el medio de un valle (…). En Río Negro tenemos 5.000 ha cementadas y 20.000 abandonadas, alrededor de esas 5.000 (…) de 6000 productores que éramos vamos quedando en Río Negro 800 productores”.

“A nosotros acá quién nos defendió cuando nos sacaron de un plumazo 811 ha. Los barrios se siguieron haciendo, todo se siguió haciendo… Y el que no pudo entrar en hacer los barrios te hace condominios…”.

En informe resume toda la problemática en; falta de ordenamiento territorial por urbanizaciones y asentamientos, proliferación de basureros en desagües y drenes, actividad hortícola en chacras frutícolas abandonadas y la explotación de petróleo y gas en zonas rurales.

“Cada vez son menos las personas que riegan y esto afecta al sistema social. El enemigo número uno es el barrio residencial porque dicen no poder escriturar los terrenos por falta de canon pago o no que pueden desempadronar” comenta Nolting, pero también asegura que hay forma de solucionarlo. 

“Si vos querés hacer un barrio residencial, yo te doy el agua por litros, segundos y hectáreas. Vos buscas un sistema de riego dentro del barrio que justifique plenamente que se haga el riego por acequia (gravitacional) que es muy superior al riego del agua más cara que tenemos, el agua potable” concluyó. 

La teoría de la zanahoria y el garrote

Aplicar la persistencia, la instrucción y también la sanción cuando las cosas no salen como se debería. Podría pensarse que es una resolución drástica, pero el ingeniero cree que el riego es un bien común, demasiado escaso para cometer errores.

“Una zanahoria se puede hacer dentro del consorcio trabajando sobre determinados canales y tratar de unir a esa gente comunera donde todo el mundo plantea cómo solucionar sus problemas y es un trabajo no solo técnico sino social”.

Pero la realidad es que gran parte de la gente comunera ya no vive en las chacras. “Antes, cuando vos vivías en la chacra, atendían el agua. En el momento en el que te fuiste de la chacra por otras actividades, regás como venga y vos tenés que hacerlo con atención cada 20 minutos. Con conciencia de aplicación te rinde el agua”.

Y los extensionistas deben cumplir la obligación de ser persistentes. “Si me doy cuenta de que estoy perdiendo fuerza, entonces tiene que haber alguien joven detrás de mí que siga la línea porque yo me estoy aflojando. El riego es así, hay que seguir porque es un bien común”.