Nuestro país fue uno de los primeros en establecer un día destinado a repensar el valor del agua y reconocer la importancia que tiene en nuestra vida diaria. Ya en el año 1949 se había instituido el 14 de febrero como el “Día Nacional del Agua y la Energía Eléctrica” mediante el Decreto del Poder Ejecutivo N.º 3613/49.
Con los años, el 14 de febrero sería solo el Día de la Energía y la conmemoración del agua tendría que esperar hasta 1963, año en el que se realizó el 1º Congreso Nacional del Agua de Argentina en Córdoba, una provincia con obras hídricas de vanguardia.
En la reunión se llevó a cabo el 25.º Aniversario de la creación de la entonces Dirección General de Hidráulica de Córdoba y se determinó que todos los 31 de marzo sería el Día Nacional del Agua.
Esto no sería oficial hasta 1972, cuando el Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la Nación, a través de la Resolución Ministerial N.º 1630, aprobó el proyecto a pedido del entonces Subsecretario de Recursos Hídricos, Guillermo Cano.
Por aquellos años se buscaba “estimular en todos los habitantes la responsabilidad en el uso de los recursos hídricos del país, así como un mayor conocimiento y la conservación a conciencia de los mismos”.
El Día Nacional del Agua es una oportunidad para redoblar nuestro compromiso con un recurso esencial para el territorio y la economía del Alto Valle. Siendo el agua potable uno de nuestros bienes más escasos, es nuestro deber fomentar la protección de ríos, lagos y canales