Guardianes de Riego: Federico Carnevali

Durante cuarenta años, el ingeniero Federico Carnevali se dedicó a la gestión de los recursos hídricos de la provincia de Río Negro. Formó parte de un grupo de personas dedicadas a magnificar la provincia en todos sus aspectos, incluyendo el agua. A pesar de ser una época donde la tecnología escaseaba y en la que el sistema se encontraba bastante deteriorado, Carnevali se mantuvo comprometido con su trabajo y confiado en que se debía aplicar las herramientas adecuadas a nuestro territorio para poder mejorarlo.  

En 1957 se conformó el Departamento Provincial de Aguas (DPA), un organismo creado para ser tutor, administrador, planificador, defensor contra efectos nocivos y policía de los recursos hídricos provinciales. “Fueron 40 años de trayectoria en un Departamento Provincial de Agua que tiene 60 años” nos relató el Ingeniero Civil, Federico Carnevali, quien en dos ocasiones presidió el DPA en la Delegación Alto Valle.

Actualmente, el ingeniero desempeña funciones como consultor del Departamento. “En la década del 80′ se trabajó mucho en obras y en estructura de riego y drenaje, cuando todavía estaba Agua y Energía en los sistemas de riego y la provincia” describió.

Para la empresa nacional Agua y Energía Eléctrica (AyEE) el riego nunca fue una prioridad y todos los esfuerzos fueron destinados al sector energía. En 1992 el proceso de privatización total de la actividad de generación y transporte ocasionó que los servicios de agua y energía tuviesen que ser trasferido a seis de las veintitrés provincias, una de ellas fue Río Negro. 

La desaparición de la gestión compartida fue un proceso paulatino. En esos años, el DPA solo se encargaba de evaluar los recursos hídricos de la provincia y del mantenimiento del riego, aunque se trataba de riegos de menor envergadura. 

“Por ejemplo, se encargaban de evaluar los recursos hídricos de la provincia en cantidad y calidad, saber cuánta agua venía desde la zona andina, cuánta agua iba por los ríos o los arroyos, como subían y bajaban los lagos. Se encargaban de riegos menores en Valcheta, El Bolsón, Catriel y en Valle Inferior” y de todos los parajes y ciudades conformadas en posterior a la creación de la empresa nacional.  

Sin embargo, los riegos de gran magnitud como los grandes valles de irrigación de la provincia eran administraba por AyEE, fundamentalmente el Alto Valle, Valle Medio y el Valle de Conesa. “El DPA se pone a trabajar en conjunto con Agua y Energía para prepararse en la transferencia que iba en concordancia con el trabajo, con los usuarios y los chacareros que obviamente son el sistema” rememora. 

Dejados a su suerte, los chacareros, chacareras y miembros de la institución recibieron la autonomía y responsabilidad con un profundo recelo. “Más de 100 mil hectáreas, con miles de kilómetros de canales, con miles de usuarios, con un sistema bastante deteriorado y una cultura de pago muy perdida y abandonada”. 

La infraestructura perjudicial era lo de menos, lo que preocupaba era la inmensidad de la realidad que se les presentaba. “Fue muy fuerte y muy importante charlar y convencerlos a todos de que estábamos capacitados para eso porque no es fácil y es muy complicado manejar tantas hectáreas en sistemas viejos”.

Mucha agua pasó bajo el puente desde la creación del canal de los milicos en 1883 hasta la concreción de los canales secundarios y terciarios, allá por el 1928 y 1931. Las y los chacareros tenían poco tiempo para conocer un sistema de riego que prácticamente llevaba 100 años en funcionamiento.

“Se realizaron varias reuniones. Se focalizó primero a través de la Cámara de Productores que eran los organismos que nucleaban a los chacareros, entonces se trabajó con las personas que estaban dispuestas a participar de un Consorcio” detalló Carnevali. 

Y agregó; “se invitaron a personas con experiencia de consorcio de otros lados como de Mendoza o Santiago del Estero y se trajeron expertos internacionales que trabajaban con asociaciones de usuarios para dar charlas o conferencias y ver las partes buenas o complicadas, cuáles eran las necesidades de recurso que había, de máquinas o dinero”.

Al crearse los Consorcios de Riego de Primer Grado, el sistema de riego provincial se fraccionó en siete tramos. Esto permitió delegar la operación, mantenimiento y mejoras de la red de canales secundarios, terciarios y desagües.

Con respecto al mantenimiento del Canal Principal de Riego, este quedó posteriormente bajo la tutela del Consorcio de Segundo Grado. En este contexto, el DPA se hizo cargo de la supervisión del funcionamiento general, además de la administración del Dique Ballester.

“Soy parte de un grupo de gente que llegó a esta fantástica provincia hace 40 años y tuvimos la dicha y la buenaventura de poder trabajar en el Departamento Provincial de Agua como parte de un equipo de servicios de función pública, mandato que nos dio la sociedad a través de una ley” destacó.

 

Desde sus inicios, en la Ley 285 de Aprovechamiento de Aguas-Obras Hidráulicas ya figuraba el concepto del Consorcio de Riego. La Ley 285 se derogó y transformó en la Ley 2952 conocida como el Código de Aguas para la Provincia de Río Negro. Pese a las modificaciones, Carnevali está convencido de que se mantuvo el concepto originario del espíritu de la provincia, el riego y drenaje manejado por quienes habitan la tierra. 

“Yo estoy convencido de que el consorcio es fundamental, todos estamos involucrados y me parece que el estado no puede dar un servicio del que no es parte totalmente, es un gran ejemplo de trabajo asociativo y comunitario que es esencial para la vida como lo es el trabajo con el agua y los alimentos. Es importante la valoración de la mano de obra, de las personas que participan en esto, que son los chacareros y usuarios que si no están ellos con tierra y con agua no se hace nada”.