Historias de vida: Blanca Laino

Blanca Laino o “blanquita”, como le dicen sus allegados, es guía de turismo rural. La propuesta llegó a su vida luego de comenzar un emprendimiento de gírgolas. Aunque las visitas guiadas le sirven para mostrar el cultivo artesanal de hongos, el turismo fue la excusa perfecta para despuntar el vicio de entrevistar, una habilidad que adquirió de su anterior vida como locutora y conductora en Canal 10. Indefinible, multifacética, absoluta, su trayectoria siempre la devuelve a la chacra donde comenzó todo.  

La Chacra N° 175 se encuentra ubicada al suroeste de la ciudad de Roca, a unos cinco kilómetros de la Bodega Humberto Canales. Hasta aquella zona se llega siguiendo los carteles de «Se venden hongos». 

“Soy descendiente de italianos por parte de mi papá y por parte de mi mamá son españoles pero generaciones muy anteriores”. La producción comienza con sus abuelos, quienes en la chacra hicieron las primeras plantaciones de árboles frutales de pepita. “Después siguió mi papá con mi mamá, ellos adquirieron esta tierra, la fueron comprando por parcelas y posteriormente empezaron a cultivar”.

Eran años previos a la llegada de la tecnología y del desarrollo de herramientas para la producción agrícola, la tracción a sangre era la única opción que tenían para trabajar la tierra con chata, caballo y un arado, instrumento que su familia conservó para el recuerdo. 

Siendo la segunda hija del matrimonio, Blanca llegó a su familia en 1956 y creció en una zona denominada Cuatro Galpones, lugar en el que vivían familias tradicionales. “Para mí en ese momento era mi habitad. Cuando era chica era lindo, era una vida totalmente divertida y natural, íbamos al colegio, teníamos que trasladarnos en bicicletas, teníamos comodidades”.

De esa infancia recuerda los largos viajes en bicicleta, los caminos rurales, las farmacias antiguas de Roca y los Romero, amigos de la familia que trabajaban en un almacén de ramos generales, locales de barrio muy populares en aquellos años donde las distancias parecías mucho más extensas. 

A mediados de 1970 y hasta 1980, la vida familiar estuvo marcada por el cooperativismo. En el 76 su padre montó la empresa Fagro. “En una zona de chacra, entre Cervantes y Stefenelli, empezaron a trabajar e hicieron una sociedad con otros productores donde armaron una empresa con galpón de empaque y frigorífico para trabajar la fruta en cada uno de ellos”.

Años más tarde, ingresó a la cooperativa Kurü Leufu, emplazada en lo que actualmente es la terminal de ómnibus de General Roca. “Cuando empiezan los problemas económicos, las cooperativas son algo fundamental para el trabajo asociativo de productores de cualquier tipo”.

Pese a practicar la agricultura, de a poco comenzaron a llegar otras propuestas a su vida. Con 26 años, Blanca emprendió una nueva vida delante de las cámaras. “A mí siempre me gusto la tierra y la chacra, pero tuve la oportunidad y me gustaba mucho interactuar con la gente, poder contar y me encantaba tener experiencias” 

Siendo la primera mujer conductora de Canal 10, estuvo delante de exitosos programas como “Creá que te vemos” o “Identidad Rionegrina”. A sus 66 años no se cierra a la posibilidad de trabajar en un medio pero reconoce que su pasión es estar en la chacra, entre sus plantas, viendo cómo crece un árbol, preguntándose qué va a producir o cuánto va a producir.

Emprender el camino de vuelta a casa

En el año 2004 estaba recorriendo una chacra y su curiosidad fue atraída por una forma que se encontraba posada sobre un álamo. “Hace 18 años, a fines de febrero, estaba por comenzar el otoño y descubrí que en una de las acequias donde se habían cortado álamos había algo que se movía y estaba llena de agua” relata.  

“Había una hoja que no era una hoja porque era gris y beige. Me di cuenta de que era un hongo pero no tenía idea ni conocimiento. Entonces, me contacté con un ingeniero de Ciencias Agrarias y empecé a investigar porque quería saber qué era eso” detalló 

“Se dieron todas las condiciones para que yo pudiera comenzar a capacitarme en esto que quería hacer. Justo sale un artículo en el diario y leo que había una capacitación para el cultivo de hongos comestibles que se llamaban gírgolas y el nombre científico era Pleurotus ostreatus” concluyó la productora. 

Hasta el día de hoy mantiene el cultivo de gírgolas del que no vive en términos económicos pero que continúa como un atractivo turístico. Recorrer las chacras es una propuesta que, como dice ella, sirve para despuntar el vicio de entrevistar.  “Yo iba al medio de comunicación pero después volvía a la chacra, lo cual a mí me generaba mucho placer. Creo que eso lo traslade con los años que me jubile y le busqué la vuelta para estar con el turismo y hacer entrevistas con la gente. Tengo las dos cosas conectadas.”